Hola, hoy siento la necesidad de escribirte. Me gustaría contarte algunas de las cosas que me pasan en este momento. Te necesito, necesito que me escuchen, que me hablen y que me hagan reír, así como lo hacés vos. Me siento mal, porque ya no aguanto tener que pasar por esto siempre, ponerme a llorar siempre, extrañarte siempre, necesitarte siempre. Me cuesta despegarme de vos, porque tengo miedo de perderte, porque para mí sos la última esperanza que tengo. Llegaste a mi vida en un momento en el que me costaba mantenerme firme, me costaba levantarme cada mañana, en fin, me costaba vivir. Estaba desesperada. Pensaba que las cosas solo iban a empeorar y, de hecho, así fue, porque cada vez me iba encerrando más en mi mundo sin dejar entrar a nadie.
2 de febrero de 2010
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